Un tipo casi normal...

No me gusta que me hablen los taxistas. Tampoco cuando me cortan el pelo. No me gusta que cuando estoy mirando ropa alguien se me acerque y me diga hola, ¿te puedo ayudar? Ni aunque esté buena. Me gusta leer libros de pie en las librerías, aunque me pongo nervioso cuando una chica se pone a curiosear un libro a mi lado. Cualquier día me dará por invitarla a un café. No me gusta el café. Lo de invitarla "a un café" sería sólo por convención, se entiende. Para que supiera que tengo huevos pero que no soy peligroso. Tú me decías eres peligroso, miras hondo. Y yo respondía, te dije que no te convenía quitarme las gafas. No me gusta hablar con desconocidos. Con algunos. El taxista de esta mañana. Sólo me corto el pelo tres veces al año. Tú me llamabas Principito.

martes, 5 de mayo de 2015

Luciérnaga Blanca


Animal breve pero cierto
como la arquitectura fractal de nuestras nostalgias,
una luciérnaga que se sabe capaz de derrotar a los faros,
de posarse en el árbol del ahorcado
y ser el peso que parte la rama,
al suelo la soga ajustada a medida de nuestras cabezas
y ella lo celebra bailando toboganes en el aire,
luciérnaga loca que me mira hondo
y pestañea
y entonces sacude como un mantel el viento
que se lleva a Dorothy muy muy lejos
de Kansas.


Blanca es la ausencia