Un tipo casi normal...

No me gusta que me hablen los taxistas. Tampoco cuando me cortan el pelo. No me gusta que cuando estoy mirando ropa alguien se me acerque y me diga hola, ¿te puedo ayudar? Ni aunque esté buena. Me gusta leer libros de pie en las librerías, aunque me pongo nervioso cuando una chica se pone a curiosear un libro a mi lado. Cualquier día me dará por invitarla a un café. No me gusta el café. Lo de invitarla "a un café" sería sólo por convención, se entiende. Para que supiera que tengo huevos pero que no soy peligroso. Tú me decías eres peligroso, miras hondo. Y yo respondía, te dije que no te convenía quitarme las gafas. No me gusta hablar con desconocidos. Con algunos. El taxista de esta mañana. Sólo me corto el pelo tres veces al año. Tú me llamabas Principito.

miércoles, 23 de septiembre de 2015

Pinceladas Blanca


Ella pinta pinceladas blancas
para traducirse mejor en el blanco de los lienzos;
para protegerse de la nuca de los espejos
que reflejan su sombra;
para sacar de las cajas de mudanza
el tacto de los sueños
e ir a buscarse
con la esperanza de quien confía en que siga vivo
el gato de Schröndinger.
Cada trazo protege una intemperie que no le importa
porque ella pinta paraguas abiertos colgando del revés en las nubes,
y es entonces el triunfo breve de la vida,
la amapola que observa silenciosa
la huella de Neil Amstrong.

Blanca es la ausencia.