Un tipo casi normal...

No me gusta que me hablen los taxistas. Tampoco cuando me cortan el pelo. No me gusta que cuando estoy mirando ropa alguien se me acerque y me diga hola, ¿te puedo ayudar? Ni aunque esté buena. Me gusta leer libros de pie en las librerías, aunque me pongo nervioso cuando una chica se pone a curiosear un libro a mi lado. Cualquier día me dará por invitarla a un café. No me gusta el café. Lo de invitarla "a un café" sería sólo por convención, se entiende. Para que supiera que tengo huevos pero que no soy peligroso. Tú me decías eres peligroso, miras hondo. Y yo respondía, te dije que no te convenía quitarme las gafas. No me gusta hablar con desconocidos. Con algunos. El taxista de esta mañana. Sólo me corto el pelo tres veces al año. Tú me llamabas Principito.

miércoles, 30 de diciembre de 2015

Por mí y no por mis compañeros


Qué pensarán de nosotros,
dime, qué pensarán
cuando comprueben que nuestra caligrafía de lluvia
siempre escribió en las minúsculas de nuestro ego inmenso;
qué pensarán cuando comprueben
que para nosotros nunca un nosotros sin nada a cambio,
nunca la colmena, nunca la voz militante,
nunca las manos cortadas
por formar la escollera que proteja al otro.
Qué pensarán de nosotros los antropólogos del futuro
cuando tras el tiempo geológico de los glaciares
apenas emerjan, como papiros mudos,
nuestras fotos sonriendo en Facebook
como si hubiéramos sido testigos de una época
en la que fuera posible
de verdad sonreír.


Inédito

miércoles, 9 de diciembre de 2015

La liviandad de los vulnerables

“La armadura protege, sí, pero impide una cantidad de movimientos imprescindibles para la batalla.”
RUBÉN TEJERINA

El acto comunicativo más complejo es emitir silencio y que el otro te comprenda.


Leernos el silencio,
que me digas, callando,
que eres una funambulista
y caminas la cicatriz del acantilado;
que te avise, callando,
de que mis manos aún tiemblan el viento
de la sima tierna.
Y entonces, todo ya dicho,
quitarnos la armadura que nos protege,
pero que nos impide bailar los truenos
que dan la razón a los relámpagos.

Blanca es la ausencia

jueves, 12 de noviembre de 2015

Urgencia Primera


Descifrar
en las runas antiguas de los primeros hombres
la fraternidad perdida,
el gesto atávico que nos abrace al otro
como cuando un trueno rajaba al cielo como un Dios
y buscábamos refugio
en otro miedo hermano.


Remover los escombros
(quemamos Roma como Nerón
y todos saben que fuimos nosotros).


Sí, es urgente el único aire ya posible,
el aire nuevo de una humanidad nueva
antes de que las hormigas lleguen
para cargar con nuestros cuerpos
como al último de los Buendía.


Inédito

miércoles, 28 de octubre de 2015

O


Encontrar el hueco,
la concavidad que nos resguarde de los aullidos
e irnos a vivir a él,
plantar cebollas moradas
en la curva del cielo que hace el boomerang
para regresar a la infancia,
morar la hendidura de un tornillo
para nunca volver a iterar la  duda,
arrugarme contigo
en la elipsis que ahorra
lo innecesario.

Blanca es la ausencia

miércoles, 23 de septiembre de 2015

Pinceladas Blanca


Ella pinta pinceladas blancas
para traducirse mejor en el blanco de los lienzos;
para protegerse de la nuca de los espejos
que reflejan su sombra;
para sacar de las cajas de mudanza
el tacto de los sueños
e ir a buscarse
con la esperanza de quien confía en que siga vivo
el gato de Schröndinger.
Cada trazo protege una intemperie que no le importa
porque ella pinta paraguas abiertos colgando del revés en las nubes,
y es entonces el triunfo breve de la vida,
la amapola que observa silenciosa
la huella de Neil Amstrong.

Blanca es la ausencia.

lunes, 3 de agosto de 2015

Qué hacer


“qué hacer con los pies manchando los charcos de reflejo”
MARÍA SOTOMAYOR





Qué hacer ahora
con la piel temblando en reverb el eco de la derrota;
qué hacer
cuando la peonza se rinde
y deja al descubierto
que ninguna rotación llevó nunca a ningún sitio,
la verdad de que para tocar una trompeta
no basta con soplar fuerte;
qué hacer ahora con la heroicidad fingida de los ojos,
con el rumor de los postigos
que ocultan el luto de nuestras paredes;
qué hacer cuando el dolor pasa y queda lo que más duele:
el dellaví de un dellaví
que ya no puede ser.

"Blanca es la ausencia"


martes, 5 de mayo de 2015

Luciérnaga Blanca


Animal breve pero cierto
como la arquitectura fractal de nuestras nostalgias,
una luciérnaga que se sabe capaz de derrotar a los faros,
de posarse en el árbol del ahorcado
y ser el peso que parte la rama,
al suelo la soga ajustada a medida de nuestras cabezas
y ella lo celebra bailando toboganes en el aire,
luciérnaga loca que me mira hondo
y pestañea
y entonces sacude como un mantel el viento
que se lleva a Dorothy muy muy lejos
de Kansas.


Blanca es la ausencia

sábado, 28 de marzo de 2015

T


Esas grúas altas en forma de T que a lo lejos construyen edificios
arañando el cielo.
Te veo mirarlas, adivinar mi respuesta cuando me dices
“yo sería capaz de saltar desde lo alto de una de ellas”
tan sólo para que me quede claro
que no hay amor que retenga
tu fascinación por la caída.
“Sería capaz”, dices,
y yo callo las afonías de las palabras grandes,
pues las palabras son camisas de flores,
manga corta que nunca abrigan
el frío de los precipicios que escrutas desde el suelo.
No te digo palabras soldadas al aire
pues las palabras son catedrales hechas de alas de mariposa,
las palabras son hilo de algodón de azúcar,
las palabras son vidrieras provocando al balón.
No te digo nada, tan sólo te veo mirar las grúas altas
y enseguida entiendo la verdad de las mujeres rotas:
quien está dispuesta a saltar, no le teme a caerse.


Blanca es la ausencia

martes, 10 de marzo de 2015

La irreversibilidad de la flecha

Cierro los ojos y te veo,
y aparece tras el silencio de los párpados
tu sombra
como traída por el fantasma de la Navidad del Pasado
para recordarme el vacío no subsnable,
tu sombra para recordarme
que una flecha nunca vuelve,
que todos los días puedes escoger no saltar
y da igual,
si al siguiente decides
sí hacerlo...

Blanca es la ausencia

sábado, 28 de febrero de 2015

Me importas un carajo, Laura

Eres
 co
                              pos
        de
                 nie
  ve
cayendo sobre ciudades no acostumbradas,
apenas cristales fríos al posarse, breves, sobre las aceras,
agua sucia finalmente en mis suelas
camino a casa.

La Nadia que no veis

domingo, 18 de enero de 2015

Cuando entrenábamos para ser Top Guns: Lección 1.- ESTÉTICA

Era monótona la instrucción. Pero  al menos en nuestros ratos libres  jugábamos partidos de fútbol contra los de otros cuerpos (los Rangers, los de Operaciones Especiales, los marines, etc.). Eran tipos súper competitivos. Nosotros no, nosotros preferíamos ganar, claro, pero no jugábamos por la victoria; lo que más nos importaba era la estética. Por eso desechábamos las opciones sencillas y prácticas, las que te aseguran casi siempre no perder, empatar a nada. Nosotros intentábamos lo improbable, movimientos de una belleza extraordinariamente arriesgada, como lanzar los penaltis a lo Panenka, como intentar convencerte de.
Intentábamos siempre la jugada más bonita, porque es mentira que el resultado sea lo más importante. Al final, si ganaste o perdiste se diluye en esa inercia del tiempo que lo convierte todo en pasado con valor relativo. Pero lo que nunca olvidaremos será aquella jugada, aquellos minutos de la segunda parte cuando todo era posible todavía (no por constancia, sino por ingenio y valor); cuando fuimos, en definitiva, mágicos. Aunque perdiéramos.

La Nadia que no veis