Un tipo casi normal...

No me gusta que me hablen los taxistas. Tampoco cuando me cortan el pelo. No me gusta que cuando estoy mirando ropa alguien se me acerque y me diga hola, ¿te puedo ayudar? Ni aunque esté buena. Me gusta leer libros de pie en las librerías, aunque me pongo nervioso cuando una chica se pone a curiosear un libro a mi lado. Cualquier día me dará por invitarla a un café. No me gusta el café. Lo de invitarla "a un café" sería sólo por convención, se entiende. Para que supiera que tengo huevos pero que no soy peligroso. Tú me decías eres peligroso, miras hondo. Y yo respondía, te dije que no te convenía quitarme las gafas. No me gusta hablar con desconocidos. Con algunos. El taxista de esta mañana. Sólo me corto el pelo tres veces al año. Tú me llamabas Principito.

martes, 30 de septiembre de 2014

La persistencia de Jacques

¿Envidian los charcos al mar?,
¿anhelan acaso extenderse infinitos
sin horizonte?,
¿no reflejar un pequeño trozo del cielo
sino el cielo entero?
Pero el charco no sabe del peso de las olas,
no sabe de las lágrimas de los peces,
no sabe del miedo del mar
a ese loco de Jacques Cousteau
que no duda en sumergirse hasta el fondo
del fondo
para encontrarla.


Jacques y el mar

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